comunidades

Mis 4 hogares, algunos de paso, y otros permanentes me hacen reflexionar sobre lo vasto, diverso, y complejo que es nuestro nuestro mundo. Si el mundo es así. Colombia también lo es, porque en esta esquina de Suramérica tenemos varias Colombias dentro de una.

Desde que tengo memoria mi vínculo cultural con la comunidad vallenata (o vallenato, gentilicio para Valledupar) ha estado claro. Recibí formación preescolar, y primaria en una institución educativa donde se impartían asignaturas del folclor caribeño como: danza, y arte. Posteriormente en secundaría fui más consciente de comunidades vecinas al visitar municipios del norte y centro del Cesar, y sur de La Guajira.  

 

Entre 2004 y 2006 con un pueblo en especial desarrollé ése cariño por los pueblos, lo pueblerino, lo montuno. De vacaciones visitaba a unos familiares de La Loma de Calenturas (en el municipio de El Paso – Cesar). Dado que mi familia es numerosa en ese pueblo, me sentía parte del pueblo, me sentía nativo, y sentía que mi físico y acento se armonizaban con el paisaje del pueblo.  

Ya sabiendo qué es ser de pueblo, a veces comento que Valledupar es un ‘pueblo grande’, lo de ‘pueblo’ por tradiciones de ‘pueblo caribeño macondiano’ que están en Valledupar; y lo de ‘grande’ para detallar el grado de urbanización de la capital del departamento del Cesar. 

 

Pero no fue hasta 2008 cuando fui a Barrancabermeja, Santander, que me di cuenta de la versión de ser colombiano de esa subregión (o provincia, del departamento de Santander) llamada Yariguíes. Aunque la temperatura barranqueña (como se les llamada  a los nacidos en Barrancabermeja) es tan similar a la de Valledupar, o Santa Marta; la comida, acento, costumbres, festividades, razas, entre otros factores, eran (y siguen siendo) tan diferentes de los que poseen sus departamentos vecinos del norte como Cesar, y Bolívar.  

Y desde el 2008 no ha habido marcha atrás para seguir conociendo más subregiones colombianas, que me hacen sentir en otra Colombia, entre varias Colombias.  

 

 

Pero ha habido algo que todas las comunidades y subregiones que he visitado tienen en común: un producto con tendencia o vocación exportadora, o un servicio que hace que entren divisas al país, o inversiones que tienden a atraer capital humano y financiero del exterior

Entonces, la formación preescolar, primaria, y secundaria; los recorridos a municipios en mi departamento natal y vecinos; finalmente mi formación interuniversitaria, e internacional del 2012 al 2016 en Negocios Internacionales me han brindado las herramientas y disposición en cooperación descentralizada de: 


  • Palenques de Agua.   
  • Organizaciones rurales.
  • Subregiones del Caribe.

Para su promoción regional, nacional, e internacional por medio de un producto o servicio con tendencia o vocación exportadora. Tener estas habilidades vienen de la conjunción entre ser de la comunidad, o ser bienvenido por la misma, y ser capaz de facilitar y gestionar comercial y/o logísticamente un atributo de la comunidad, organización rural, o subregión para aportar al desarrollo de su economía local, y por ende repercutir en la calidad de vida de los pobladores, si se trata de un Palenque de Agua; o de sus asociados o emprendedores sociales, si se trata de una organización rural.