
Se acerca el 10 de octubre de 2022, y cumpliré 5 años en una organización y gremio donde la economía solidaria es la razón de ser de la gestión comercial para los determinados productos y servicios que salen de nuestro territorios.
En la economía solidaria el centro es el bienestar social, y económico de las comunidades asociadas, como también el bienestar ambiental del territorio donde habita dicha comunidad, en determinada armonía con su fauna y flora . Como contraposición a la economía solidaria está la economía insolidaria (que para mi sorpresa y al googlearla no encontré -casi- nada en materia de definición, pero yo les daré una a continuación) cuyos accionistas o inversores se centran en lucrarse injustamente no importa el daño o acción a nivel social, económico, o ambiental hacia las comunidades y el territorio donde opera su empresa insolidaria. Los lectores pueden citar empresas donde prima más el excesivo e injusto lucro que el cuidado y bienestar de sus empleados.
A continuación, y por medio de enlaces, les comparto un claro ejemplo de la Red de Redes de Economía Alternativa y Solidaria (REAS), por medio de su portal de la Economía Solidaria, a través de una de CARTA DE PRINCIPIOS DE LA ECONOMÍA SOLIDARIA, donde explican en detalle los principios de la economía solidaria.

Ahora, complementado lo anterior, les comparto 3 razones que en distintas etapas de mi vida personal (desde el 2007) profesional (desde el 2017) he vivido y aplicado, y son razones que podrían mimetizarse con principios éticos, religiosos (algunos cristianos, algunos budistas) y seculares (algunos ateos). Los lectores son los encargados de leer y juzgar estas razones con base en sus criterios.
Todas estas razones, vienen con ejemplos en actitudes y aptitudes que contribuyen a ser solidarios por una comunidad y territorio que ha contribuido a nuestro desarrollo personal y profesional; o en el caso no tan deseado: ser consciente de una comunidad y territorio que ha obstaculizado nuestro desarrollo personal y profesional. Entonces:
1. Ser “naturales” en nuestra alimentación.

Los invito a, en la medida de lo posible, alimentarse (he dicho “alimentarse”; no “comer”) de alimentos (bien valga la redundancia) que evoquen el campo, los ríos, los suelos, la tierra, el aire. Consecuentemente, los invito a, en la medida de lo posible, adquirir dichos alimentos en el mercado público de su ciudad, localidad, barrio, vereda, o corregimiento. Siempre es bello el acto político de presenciar:
- La sonrisa del tendero o trabajador que tiene sus manos embarradas por el kilogramo de papa, tomate, cebolla, cebollín que está por vender;
- El esfuerzo con que preparan una mano e’ pesca’o (en el Caribe colombiano es una unidad de medida para decir 5 pescados);
- La cordialidad por probar una muestra de queso duro que fue preparado por campesinos de nuestra propia región.
2. Ser trazables en nuestro historial.
Tomando un cambio brusco de tema del anterior punto, quiero definir la palabra trazabilidad a nivel logístico y cito a BeeTrack (empresa software-as-a-service de logística de última milla) con su definición: “Conjunto de procedimientos que permiten registrar e identificar la ubicación y trayectoria del producto a lo largo de toda la cadena de suministro. Con su uso es posible conocer cuál es la procedencia de la mercancía, o cómo es su procesamiento y su distribución”.

Pero, ¿cómo eso se liga con nuestro estilo de vida?, la respuesta está algo mimetizada en estas preguntas: de dónde vengo, dónde estoy y hacia dónde voy. Responder estas preguntas nos permite evaluar los alivios o agobios que nuestra sociedad, cultura, color de piel, nacionalidad, género, generación, religión, partido político, etc. han impuesto sobre nosotros, y con esos alivios y agobios hallar un balance en comunidad, y con lo que el territorio nos ofrece para diagnosticar nuestro estado actual y co-proyectar una visión autogestionada.
3. Ser justos a nuestra cosmovisión comunitaria y territorial.
Ahora, tomando un sutil giro, complemento el 1er y 2º punto, pero primero quiero definir algunos puntos. ¿Qué es “justo”?, según la DRAE, y adaptándola al subtítulo 3° es: obrar según justicia y razón a nuestra cosmovisión comunitaria, y: ¿cómo obramos con justicia y razón con la visión o concepción global del universo que tiene nuestra comunidad y territorio? La respuesta radica en las definiciones de las mismas palabras: vivir honestamente hacia/por nuestros territorios; y si hay factores internos, o externos a la comunidad que amenacen la cosmovisión del territorio entonces una de las respuestas está en encarar esos factores con todo el derecho.

Sé que del dicho (estas definiciones) al hecho hay mucho trecho, pero marchando es que se hace camino, y marchando en conjunto como equipo, hermanos y hermanas es que podemos presentar, explicar, y defender nuestras cosmovisiones cuando otras intentan imponerse para posicionar el excesivo e injusto lucro en el centro.
Desde la afrocolombianidad que represento hay posiciones como la del cimarrón que está en la definición 5a de la DRAE, que dice y modifico en cursiva y subrayado con “Dicho de un esclavizado: Que se refugiaba en los montes buscando la libertad”, y tras leer esto me pregunto:
- ¿Qué tipo de refugios hay que crear para buscar la libertad para verdaderamente alimentarnos?.
- ¿Qué historia hemos conocido y tenido para saber si tenemos la libertad para elegir un futuro con incidencia? O ¿un futuro impuesto y accidentado?.
- ¿Qué tanta libertad tenemos en decidir por el goce y defensa de esa cosmovisión que hace único y diverso nuestros territorios?
Son preguntas que la economía solidaria responde por una causa trascendental: ubuntu.